El título de esta mesa “Claves de la política cultural con perspectiva de género” nos lleva o debería llevar al cuerpo – la cuerpa – y de aquí a todo lo relacionado con el goce. Es pertinente entonces hacer la pregunta ¿POR EL GOCE DE QUÉ CUERPOS VELAN NUESTRAS POLÍTICAS CULTURALES? Intentamos hablar aquí de la experiencia de las mujeres, cuerpos en constante lucha por el simple y complejo ejercicio de existir en este mundo. Es fundamental aceptar, que hay ahora en nuestras bocas asuntos relacionados con la muerte: marginación, represión y censura. Esencial evidenciar las presencias de la angustia y el dolor, coloquialmente llamadas locura ¿LOS CUERPOS DE QUIENES ESPERAN EN LAS SALAS DE PSIQUIÁTRAS Y PSICOANALISTAS MIENTRAS SE RELACIONAN CON NUESTRAS INSTITUCIONES CULTURALES Y EDUCATIVAS? Hablando solo de quienes llegan a tener ese privilegio. No es mi intención declarar que la ausencia o precariedad de políticas culturales con perspectiva de género sea el único factor implicado en las materias que he traído a la mesa, pero sí señalar que orquestan un papel fundamental y que podríamos avanzar en la erradicación de estos crímenes si nos esforzamos en huir de lo superficial y procuramos acercarnos al nombre real de las cosas.
En el 2013 la brasileña Juliana de Faria lanzó desde sus redes sociales el hashtag #chegadefuifui (#bastadefuifui) contra el acoso callejero. El colectivo estereotipas, con sede en la cdmx, lo tomó como inspiración en el 2016 para la solicitar testimonios con en el tema #miprimeracoso. El 2018 llegó con el #metoo desde hollywood y meses después apareció en Monterrey la colectiva que popularizó el hashtag y sostuvo el blog de #acosoenlau: una plataforma para denunciar acoso sexual dentro de los planteles educativos y exigir acciones a las Universidades. Cuyos casos más representativos fueron Felipe Montes en el Tec de Monterrey y Aldrich González en la Facultad de Artes Visuales de la UANL. Estos dispositivos de resistencia no solo trajeron a la luz el tema tan oculto del acoso, sino que develaron la ausencia de herramientas legales para defenderse de él en el espacio público, así como la carencia de protocolos en casos de abuso sexual u hostigamiento dentro de las Instituciones públicas y privadas. Algunas de las cuales tomaron acciones en función de la revictimización de las denunciantes conformando una doble o triple negación del cuerpo de las mujeres como lugar para el ejercicio de la libertad, formando una alianza con los agresores, nuestro sistema legal y en muchos casos la prensa.
Este año, en el marco del día Internacional de la Mujer, el Congreso de nuestro Estado aprobó la reforma al artículo primero de la Constitución local que reconoce “el derecho a la vida desde el momento de la concepción” y puede dar lugar a la penalización de la interrupción del embarazo bajo cualquier condición de violencia o salud. Durante la marcha del 16 de agosto que se realizó en nuestra ciudad en apoyo a la exigencia de justicia para la joven de 17 años que denunció haber sido violada por cuatro policías en Azcapotzalco y bajo el lema “me cuidan mis amigas no la policía” un oficial apuntó su arma de fuego contra una de las manifestantes sobre la calle Morelos casi a la altura de la avenida Ignacio Zaragoza. Recientemente, la policía municipal de Monterrey consideró que 10 granaderas, 25 motociclistas e incontables policías a pie debían asegurar y reprimir la movilización del 28 septiembre, convocada por la despenalización nacional del aborto. 5 compañeras fueron privadas de su libertad sin que su detención fuera reportada, una más fue detenida mientras caminaba rumbo a un compromiso personal, media hora después de la finalización de la marcha, las compañeras que solicitaron su liberación sufrieron intento de atropello. Mientras el Congreso de Nuevo León debate sobre la #ObjeciónDeConciencia, 9 MUJERES son asesinadas cada MES en el Estado, sumando 81 en lo que va del año y colocando a Monterrey en el primer lugar nacional en feminicidios ¿dónde está el lugar para nuestro placer?
Este mapa es uno de los contextos bajo los cuales estamos tratando de hacer arte, desarrollar políticas culturales, identitarias, de relación con nuestros territorios, pero tal vez no solo pensando, sino tratando de encarnar el goce podríamos ser más certeras en nuestra agencia, sin olvidarnos de nombrar lo que en verdad tenemos frente a nosotras: dispositivos de muerte y censura.