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Los cuerpos del tiempo. Prácticas performáticas duracionales

Los cuerpos del tiempo

Laboratorio de prácticas performáticas duracionales

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Descripción del laboratorio:

Quiero que pensemos en el tiempo con el cuerpo. Quiero acuerpar lo que pensamos sobre el tiempo. Quiero que pongamos el cuerpo, la cuerpa, le cuerpe en la posibilidad de generar formas efímeras para un fenómenos invisible. Porque no vemos el paso del tiempo, vemos las pruebas de que el tiempo está pasando. La materia en transición que experimentamos quieta o casi quieta. “Los cuerpos del tiempo. Laboratorio de prácticas performáticas duracionales” es un taller de arte de performance dirigido a artistas, estudiantes de artes y personas interesadas en prácticas performáticas. No es requerida experiencia previa, pero sí un interés personal en la reflexión sobre el tiempo a través del cuerpo. Cada participante partirá de una idea, perspectiva, movimiento u objeto, durante el taller trataremos de llevar ese origen al desarrollo de una pieza (o protopieza) a partir de ejercicios semi-guiados.. Aunque la participación en este laboratorio no está limitada a la experiencia previa, sí será necesario aplicar por medio de una carta motivos en la que se expresen las razones por las que se quiere ser parte de este laboratorio. La recepción de cartas estará abierta hasta el viernes 16 de julio a través del correo melissa.garcia.aguirre@gmail.com y la respuesta será enviada por correo individual a cada une de les participantes a más tardar el lunes 19 de julio. 

Fechas: lunes 26, miércoles 28 y viernes 30 de julio 2021 

Horario:  19:00 – 21:00 hrs 

Requisitos: carta motivos al correo melissa.garcia.aguirre@gmail.com enviada previo al 16 de julio del 2021. 

Costo: $ 850 

Lugar: Privada Liendo 709 col. Obispado, Monterrey. 

Imparte: Melissa García Aguirre

Artista visual y escritora. Su trabajo se ha presentado en plataformas como el museo Ex-Teresa Arte Actual de la cdmx, Tina B – The Prague Contemporary Art Festival, la Venice International Performance Art Week y otros espacios en Brasil, Chile, Argentina, Venezuela, España, Francia, República Checa, Italia, Chipre y Bolivia. Como escritora ha participado en mesas de diálogo y encuentros como el 1er Coloquio de Mujeres Artistas Nellie Campobello (2019) en el estado de Durango, publicado en revistas digitales como POSDATA EDICIONES, MMMETAFILE y Esfera Pública, así como en compilaciones impresas como “Arte-Acción y Performance en los muchos Méxicos (2016)” coordinado por Josefina Alcázar y editado por el INBA en colaboración con la Universidad de San Francisco EUA. Es autora del libro de artista “Habla todo lo que quieras. Ensayo autobiográfico sobre el miedo como dispositivo de la violencia” publicado en el 2018 por tresnubesediciones. Ha sido beneficiada con diversos reconocimientos y becas como el 1er Premio Performagia Encuentro de Arte de Performance 2009 del Museo del Chopo, México, Premio a la juventud de NL 2014, PECDA 2013 Y 2016 (CONARTE), PADID 2015, 2016 y 2017 (CENART-CONACULTA), FONCA Apoyos Especiales 2018, FORCAN 2018 (Secretaría de Cultura de Chihuahua) y el Centro Estatal de Escritores de CONARTE 2019.

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Hay que abortar la censura ¡Hay que abortar!

Hay que abortar la censura ¡Hay que abortar!

Bandera pro aborto en Monterrey
Fotografía Evan Martínez

Esto gira alrededor de una bandera que no toqué. Ella en cambio envolvió asuntos que se quieren mantener en silencio a pesar de lo ruidosos que son. Carlos Lara e Isabela Arciniega me invitaron a ser parte de “Banderas, máximas y otros aforismos”, proyecto que tiene actual lugar en “Biofilia” de las Las Artes Monterrey, dentro del Festival Internacional Santa Lucía de Nuevo León, co-curada por Guillermo Santamarina y Marco Treviño. La idea de este proyecto es que “para llegar a ser una ciudad biofílica no solo es necesario el amor a plantas o animales, sino resolver ciertos problemas sociales” 1. Invitaron a 3 ambientalistas y 3 artistas relacionados con el activismo a diseñar una bandera que estaría isada durante una semana sobre el asta de la Plaza Zaragoza. “Al presentar el proyecto hicimos la simulación con tu camisa “Necesito abortar” como bandera, pero gobierno nos recomendó hacerlo de una manera un poco más abstracta o positiva” decía su mensaje. El título de la bandera fue “Los derechos de la mujer” abiertamente posicionado en la descripción a favor de la despenalización de la interrupción del embarazo, coherente con el concepto de “Biofilia” al enmarcarse en la protección de la vida, libertad y autonomía del cuerpo de las mujeres. Envié el diseño de una bandera verde con el símbolo de un puño blanco al centro, la cual fue aprobada por todos los involucrados, incluso el representante legal del edificio de los Condominios Acero, en cuya asta gestionaron la ubicación de las banderas después de saber que solo la de México puede ocupar la de la Plaza Zaragoza. 

BanderaMelissaGarcíaAguirre

TIMBA dió libertad en cuanto al horario de montaje y el tipo de activación de la bandera, que podía ser una charla, conferencia o performance. Razón por la cual comencé a convocar a las diferentes colectivas feministas de la ciudad para hacer acto de presencia durante el montaje, todo el tiempo con el consentimiento y apoyo del colectivo TIMBA. Durante la tarde y noche del 28 de septiembre, a la misma hora que la inauguración y recorrido de “Biofilia”, sucedía la movilización en Monterrey en respuesta a la convocatoria del “Pañuelazo Nacional por la Despenalización del Aborto”… … Mi propuesta de activación fue la realización de una concentración performática que originalmente incluía el cierre de la calle Zaragoza, el lugar exacto donde fueron liberadas las compañeras, frente a los Condominios Acero (lo cual había sido una casualidad). Contaba con el apoyo de la Rodada Feminista para el cierre de la calle, la realización de un concierto por parte de la colectiva Batucada Soncombativas y el acompañamiento de diversas colectivas y mujeres a título individual durante los 5 minutos, contabilizados en tres ensayos previos, que les tomaría a dos compañeras de militancia montar e izar la bandera. “Preferimos pedir perdón que permiso” y “Me encanta que ustedes le están dando vida a su bandera, que era lo que nosotros queríamos para todas desde el principio” fueron las respuestas de Carlos e Isa respectivamente, quienes me pidieron que fuera “discreta” con la invitación para evitar que el evento fuera cancelado.

Invitación Bandera Pro aborto

El lunes 28 de octubre por la noche, 3 días antes del montaje y tan solo horas después de haber liberado la invitación fuera de las colectivas por medios privados, comencé a recibir mensajes por parte del colectivo tratando de persuadirme para cancelar la concentración. Sus mensajes cambiaron de tono y forma rotundamente. Comenzaron a ser contradictorios, de pronto ya no se podía usar el asta de los Condominios. Me ofrecieron el monumento del proyecto de Damián Ontiveros como opción a considerar para izar la bandera, repitiendo que lo que ellos más querían era poder llevar a cabo el proyecto. Esa madrugada pasé un largo rato con una compañera de la Rodada Feminista, reconociendo las calles para movilizar la concentración con seguridad hacia el monumento de Damián. Por la mañana el colectivo TIMBA contestó que ellos solo habían comentado el monumento como una posibilidad, pero no como una opción real y añadieron que la única manera de concretar mi participación era sin el cierre de calle, y la ausencia de divulgación en prensa. Me comprometí a concentrar el acompañamiento sin faltas administrativas y solicité por escrito que la bandera sería montada. Carlos e Isa llegaron a los Condominios Acero el 31 de octubre a las 19:30 hrs con 5 copias de una carta compromiso en la constaba que yo me comprometía la abstención del cierre de la avenida Zaragoza y que en conjunto nos haríamos responsables de cualquier inconveniente que llegara a ocurrir durante el montaje de la pieza. Fuimos los únicos artistas que tuvimos que firmar una carta de esa naturaleza. Después de meses de gestión y preparación con las colectivas finalmente estaba sucediendo

Fotografía Evan Martínez
Fotografía Evan Martínez
Fotografía Evan Martínez
Fotografía Diana Urbina
Fotografía Diana Urbina
Fotografía Evan Martínez

Mimi Herrera y Celeste Matsumoto subieron con Isa Arciniega para izar la bandera junto con Diana Urbina y Marisol Martínez en la documentación. Abajo las acompañamos con bengalas, concierto, consignas y letreros. Participaron mujeres a título individual, académicas de diversas universidades e integrantes de colectivas como 8M NL, Hablemos de Aborto, Tú decides nosotros te acompañamos, Necesito Abortar, Colectivo TransMonterrey, entre otras colectivas además de las ya mencionados. Fue épico ver esta bandera ondeando frente a la Presidencia Municipal de Monterrey y la Catedral de nuestra ciudad, casi podíamos saborear un poco de justicia. Al finalizar el acto Teresa Martínez del periódico EL NORTE me comentó que la acción ya tenía un espacio destinado en la sección de local, accedí a concederle una entrevista. La periodista Alma Ramírez se acercó también más tarde a charlar y publicó otra nota en la Revista Levadura. Por la noche fuimos invitadas a celebrar el acontecimiento en el espacio del colectivo TIMBA, donde muchas tuvimos la oportunidad de conocernos de manera más íntima. Al día siguiente aparecieron las notas y a las 9:00 de la mañana fui notificada por una compañera de militancia, que la bandera había sido retirada. Envié un mensaje al colectivo solicitando información al respecto, contestaron que quizá se trataba de un mantenimiento a la cuerda, pero en el asta era visible que esa parte estaba perfectamente colocada. A medio día recibí un mensaje de Teresa Martínez preguntando si tenía alguna declaración al respecto de la ausencia de la bandera. Le pedí tiempo para tratar de aclarar antes de hacer alguna declaración. Isa respondió que aún no había podido resolverlo. Carlos no contestó. Marco Treviño, co-curador de “Biofilia”, respondió que desde “Las Artes Monterrey” no estaban enterados de nada, tampoco se comprometió a investigar la ubicación de la bandera o a ver la manera de que volviera a su lugar como implicaba el compromiso que habían hecho conmigo como artista invitada, quedó de enviarme el teléfono de Verónica González, directora del evento, pero no lo hizo. Por último llamé a Guillermo Santamarina, de quién solo obtuve gritos, acusaciones y la frase final antes de colgar “¿por qué no le preguntas a Verónica González?”. A las 17:00 hrs declaré a Teresa Martínez que aún desconocía quién había retirado la bandera y por qué, ante lo cual consideraba se trataba de un acto de censura. 

Publicada el 1 de noviembre del 2019 en la sección Local del periódico EL NORTE
Publicada por Alma Ramírez la Revista Levadura.
Publicada el 2 de noviembre del 2019 en la sección Local del periódico EL NORTE

Un par de días después, TIMBA me informó a través de un mensaje de Whatsapp que la bandera había sido retirada por parte del edificio con el argumento de su visibilidad en prensa. Cabe destacar que todas las banderas han sido divulgadas en las redes sociales de TIMBA, Las Artes Monterrey y el Festival Internacional Santa Lucía, a excepción de esta, que como dicen ha brillado por su ausencia. No solo sigo sin haber tocado la bandera, tampoco sé dónde está, ni quién la tiene.

 

1. Carlos Lara en su mensaje de invitación por messenger.

Melissa García Aguirre

 

MEME BANDERA
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“Ignis” Mujeres artistas jóvenes en Monterreyna

“Ignis” Mujeres artistas jóvenes en Monterreyna

“Ignis” se posicionó contra muchas de las estructuras dominantes del arte. La exposición suma la colaboración de 18 mujeres que se vinculan por fuera de la institución reuniendo representación de todas las escuelas de formación artística en Monterrey. Su curaduría fue realizada no por una, sino por tres jóvenes, quienes concentraron para su propuesta la obra de artistas estudiantes y recién egresadas. Su plataforma fue un espacio independiente cuya dirección realiza Ana Fernanda Cadena, quien se caracteriza por su interés en proyectos que buscan construir discursos desde perspectivas críticas y periféricas. La exposición se inauguró el pasado miércoles 15 de mayo en Espacio en Blanco mostrando net.art, escultura, video, documentación de performance, intervención, ilustración, bordado y fotografía. Los nombres de las participantes – Issa Téllez, Paola Livas, Sara Medina, Ruth Aragón, Mariela Gutiérrez, Monica Delori, Pamela García, Elena Páez, Galilea Roto, Natalia Garza, Dina Ruiz, Anais Tudón, Luciana Villegas y Adelaxd – recibían al público impresos de manera aleatoria sobre el muro que da la bienvenida al espacio, junto al título de la exposición. Acogida seguida por un poema que las curadoras -Aurora Leyva, Eva Carreira y Mariel Prada – colocaron fragmentado y en ascendencia sobre la pared lateral de las escaleras que suben hacia la entrada de la salas.

Todas las propuestas presentes se acercan a sus preguntas desde miradas que se oponen a las formas masculinas de la producción artística, como la idea del genio individual en el caso de Sara Medina o la visión del cuerpo femenino como objeto para la mirada del otro en el Anais Tudón. El problema con la visión masculina no radica en que haya sido creada por hombres, sino en que al ser dominante hace casi imposible acercarnos de otras maneras a las diversas realidades presentes del mundo – dictan una sola – prohíben o incluso etiquetan de patológicas otras formas de sentir, pensar y actuar. Todas y todos ganamos cuando las mujeres se reúnen a producir o divulgar conocimientos desde esas otras y únicas miradas, como en esta exposición.

“Quiero retar ciertas construcciones patriarcales, cuestionarlas, buscar operar de otras maneras…” narra Sara Medina sobre “Ternura 3. (aglutinarse)” video documental que muestra el registro de la performance participativa que realizó el año pasado en Colombia y que parte de ese desplazamiento. Allá Sara extraña la tortilla, se da cuenta que la harina de maíz de Colombia hace otros alimentos y encuentra en el trigo la estrategia para suplir la experiencia de un taco: una forma de mover las manos al comer, una particularidad al abrir la boca, morder, masticar – lenguaje – relación con la cultura y con los otros. Al encontrarse involuntaria en el uso de la tortilla de trigo, hace de esta crisis, del lugar íntimo de su alimentación: una pregunta para desarrollar su búsqueda conceptual sobre la ternura. En el video se esparce harina encima de un plástico directo sobre el piso, las personas conversan sonrientes mientras añaden el agua, amasan, extienden y cocen tortillas de harina. El fanzine que acompaña esta documentación expone que el gluten, presente en el trigo, es la proteína que al hidratarse permite la elasticidad y la formación de redes: el paso del polvo a la masa, de la masa al pan o a la tortilla y la activación de los nutrientes. Pero es este trigo el que ha colonizado tierras, cultivos y cuerpos, el mismo que industrializado provoca intolerancia y que es utilizado aquí con la intención de trastocar temporalmente ese sentido, evocar sus cualidades como aglutinante – construir redes al amasar y conversar -. “Ternura 3. (aglutinarse)” hace visible, desde el interior de la alquimia que implica la cocina, una suerte de tensiones políticas e inconciliables entre el cuerpo y la identidad, la historia y el territorio.

Para el proyecto “Testimonios. Cortina” Elena Paez parte de las visitas a una casa vacía tras la muerte de sus abuelos, toma también un lugar interior para la reflexión y producción de su trabajo. Explica “primero comencé a retratar los cuartos con pintura, después, con el paso del tiempo noté las huellas del elemento de la luz y lo relacioné con el cierre de ciclos, con mis recuerdos familiares, uní esto con la experiencia de la luz por su misma transitoriedad sobre el espacio. Así fue como comencé a retratarla. A la par de ese ejercicio noté que el último elemento en quedar en la casa fueron las cortinas y en su parte central se había generado una decoloración ocasionada por la luz con el paso del tiempo. Tomé las cortinas y empecé a pensar en la elaboración del recuerdo a través de la luz, así fue como llegué al material fotosensible”. En la sala vemos 3 fragmentos de manta que cuelgan del techo, el mayor mide 1 metro por casi 2 de largo, en tonos rosados es visible un patrón diferente de textura sobre cada uno: líneas y grecas que se repiten, pero en cuya impresión vemos irregularidades, como si algo faltara en esas huellas sobre la tela: superficie que lleva también otras marcas, arrugas, grietas. Estos fueron paños que se sumergieron en químico fotosensible dentro de un cuarto oscuro y se dejaron secar para exponerse a la luz bajo las cortinas de los abuelos de Elena, últimos objetos que habitaron una casa y que entre sus funciones estaban la de proteger su interior del mismo elemento al que ahora son expuestas. Elena observa un proceso que también invierte para pensar en las tensiones que se construyen entre los conceptos de casa, tiempo y memoria.

El acto de invertir, trastocar un orden, está presente en el feminismo incluso desde el primer momento que se usó esa palabra para identificarlo. En “Ignis” algunas artistas utilizan esta estrategia no solo desde los lugares del interior, sino desde o hacia plataformas públicas o institucionales, como en “Paraíso restaurativo para la mujer artista” de Issa Téllez y Paola Livas, una agencia de viajes ficticia y en línea cuya intención es criticar, a través de la comedia, las condiciones de desigualdad entre los sexos dentro del arte; o en los bordados sobre grabado de Galilea Roto, quien nos muestra el Parque Fundidora, la iglesia y el Museo Marco de Arte Contemporáneo en llamas. Cuando pregunté a las curadoras si su proyecto expositivo se posesionaba como feminista, Eva comentó “Lo hablamos varias veces y decidimos que sí tiene un trasfondo feminista, pero decidimos no posicionarnos porque no queríamos que la gente nos rechazara por ello”. No es que un proyecto de mujeres tenga que ser feminista solo por ese hecho, algunas de sus corrientes sostienen que nosotras no somos el único sujeto del feminismo, sino todos aquellos con un cuerpo que ha sido patologizado, el problema en el caso de esta exhibición me partió el corazón, las curadoras decidieron no encarnar su propio feminismo porque tuvieron miedo al rechazo. Tuvieron miedo porque es cierto que encarnarlo aún deviene en consecuencias simbólicas y materiales, pero, como denuncia la pieza de Natalia Garza dentro de esta exposición: “WE DON´T TALK ABOUT IT”.

 Melissa García Aguirre

Texto publicado en Archiva Pública el 5 de mayo del 2019   |   https://www.xn--archivapblica-bob.com/ignis-expo-colectiva

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Autorretrato en calor

Autorretrato en calor 2019, arte de performance

Autorretrato en calor | Heat self portrait 2019

La serie de arte de performance Autorretratos se fundamenta en el tiempo, el cuerpo expuesto a través del tiempo hasta tocar un límite sin traspasarlo. Para el primer Autorretrato en calor tejí una red de henequén delgado que sostuvo mi cuerpo por noventa minutos sobre el calor de cien pequeñas velas. Al reactivar la serie, nueve años después, el tiempo opera de manera expandida, el cuerpo y su forma de exposición hacen lo propio. Ya no fue un hilo mínimo, sino una cuerda de henequén la que conformó el tejido, tampoco sucedió su tejido en soledad, sino en la compañía de mujeres de mi familia y mujeres artistas. Perla Tamez, Virginie Kastel, Libertad Alcántara, Miriam Medrez, Angélica Piedrahita y Sara Medina participaron en el diseño estructural de la red, mi madre – Alicia – tejió sus brazos, mi hermana Connie y Ana Cadena los anudaron a sus soportes, finalmente, Abril Zalez partició en el tejido que cubrió mi cuerpo sobre la red durante la performance.  Las velas, no fueron acomodadas y encendidas por el público, sino por las mismas mujeres que me acompañaron en el proceso. Este es mi nuevo autorretrato en calor – un posicionamiento político – cuyo proceso se sostiene simbólica y materialmente en lo colectivo.

The «Self portraits» performance art series is based on the excersice of the body exposed through time until touching a limit without crossing it. For the first «Heat Self-Portrait» I wove a net of thin henequen that supported my body for ninety minutes over the heat of a hundred small candles. When the series is reactivated, nine years later, time operates in an expanded way, the body and its form of exposure did the same. It was no longer a minimal thread, but a henequen rope that formed the fabric, nor did it happen alone, but in the company of women from my family and women artists. Perla Tamez, Virginie Kastel, Libertad Alcántara, Miriam Medrez, Angélica Piedrahita and Sara Medina participated in the structural design of the net, my mother – Alicia – wove her arms, my sister Connie and Ana Cadena tied them to their supports, finally, April Zalez participated in the fabric that covered my body over the net during the performance. The candles were not arranged and lit by the public, but by the same women who accompanied me in the process. This is my new self-portrait in heat – a political position – whose process is symbolically and materially sustained in the collective.

Duración 2hrs. Espacio en Blanco. 4 de abril del 2019. Monterrey, México.

Agradecimientos | Ana Fernanda Cadena, Angélica Piedrahita, Beto Díaz, Erick Vázquez, Georgia Durán, Marcelo Vallecillo, Miriam Medrez y Rodrigo Odriozola.

Apoyo técnico | Luis Frias & Alejandro Zertuche

Documentación | Dirección y cámara: Ivan Garcia Gzz / Producción Yuri Torres / Foto fija : Diana Sifuentes

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Tahanny Lee Betancourt: una ética de la pérdida

Tahanny Lee Betancourt: una ética de la pérdida

"420 flores y una mujer que canta" 2018 Tahanny Lee Betancourt / Galería Emma Molina
"420 flores y una mujer que canta" 2018 / Tahanny Lee Betancourt

Una voz joven, femenina, habita el espacio por completo — encuéntrame entre las flores — entona desde el interior, como desde un corazón guardado dentro de las cálidas cavidades de otro. Tahanny Lee Betancourt ejerce en su obra el duelo como práctica estética y pronunciamiento moral frente a la pérdida: única posibilidad, si es que existe, de acercarnos a algo parecido a la justicia ante el dolor que nos provocan la desaparición y la muerte. Es como si de alguna manera, trabajara con el doblamiento y desdoblamiento de la memoria enuncia sobre su instalación “420 flores y una mujer que canta” (2018). “Encuéntrame entre las flores, encuéntrame entre sus ramas ¿a dónde se fue mi hermana? ¿a dónde y por qué ya no me habla?” se pregunta esa voz sin cuerpo que hace vibrar el propio. Al entrar se observa un cubo, delgados barrotes y amplias hojas de madera conforman su estructura, su techo se eleva cubierto y justo al centro de sus caras laterales se abren pequeñas y cuadradas ventanas, una por cada cara. Ahí están — adentro — suspendidas al nivel de las aberturas, con el corte del tallo arriba y los pétalos apuntando al suelo: las 420 flores del funeral de Tamara. Entre los vacíos que se componen al límite de sus cuerpos — secos —  al fondo se hace visible la piel interna de este cuarto,  las ventanas por donde se asoman otros y sus miradas, que se encuentran con la tuya como espejos. No estamos solos entre las flores. Somos a la vez testigo y testimonio. En lo profundo, al inferior del cubo, sentada bajo las reliquias aromáticas, se encuentra la mujer que canta. Tahanny Lee señala el hecho de que vivir es hablar, pero no solo hablar para uno mismo, sino hablarnos los unos a los otros y si la catástrofe de la muerte está evidentemente presente: la ausencia ¿por qué habríamos de evadirla en nuestro diálogo? El dolor de no volver a escuchar la voz que encarna un ser amado no tiene por qué someterse a la domesticación de la cultura. No hay pautas generales a las que podemos reducir nuestras tragedias, ni formas dignas de dedicarnos al olvido. Nuestra única opción — legitima — sostiene el grueso de la obra de esta artista, es la defensa de la memoria: la pregunta por una ética personal y colectiva que nos permita establecerla.

Exposición "Encuéntrame entre las flores" 2018 Tahanny Lee / Galería Emma Molina

Indagación que comienza Tahanny Lee en el 2012 con “Ceremonia de despedida”:

Sin hacer absolutamente nada de mi día cotidiano: saqué todos los muebles de mi cuarto y coloqué una manta de extremo a extremo en uno de los muros, pinté todo el día. Pinté, cubrí; volví a pintar, volví a cubrir, estuve pintando horas, no importaba lo que hubiera  pintado, sino guardar el primer aniversario de su muerte en un pedacito de tela.

¿Qué hay, además de una delicada y dolorosa belleza, en el acto de este vaciamiento? El dejarse abandonar por los cuerpos que habitan el cuarto propio, hacerle un homenaje al abismo en el diálogo consigo misma — para guardar — pero al mismo tiempo para renacer. Porque en la gestación de ese diálogo es que se reorigina a sí misma, al llevarlo al terreno del arte introduce algo nuevo en el mundo y en el hecho transversal que abarcan ambos gestos, como uno solo, es que su acto se vuelve político ¿qué sería de este mundo si todos nos hiciéramos cargo de nuestro dolor? Hacer del arte un terreno para explorar el desconsuelo es una forma de dignificarlo, como en todo el trabajo de Tahanny Lee, el entramado va de un lado a otro y de reversa: dignifica a la práctica artística tanto como a la pérdida sin olvidarse de los espacios a donde pertenecen. Similar a la diversidad de estrategias que nos adoptan ante el duelo, desarrolla su producción a través de múltiples medios — lenguajes — con la atinada particularidad de implicarlos en actos que consienten la aparición de lo íntimo y lo familiar en lo público y lo artístico. 

"Ceremonia de despedida" 2012 Tahanny Lee (fragmento)
I made them watch" 2013 Tahanny Lee (fragmento)

Para “I made them watch” (2013) Quería ir al lugar donde habíamos estado juntas vivas por última vez, ese lugar era el departamento donde había vivido con mi exnovio y él todavía vivía ahí. Le pedí que me dejara entrar. Adentro tomó el vestido que la cubrió durante el funeral de su hermana y lo vistió de nuevo un año después del acontecimiento, transgrediendo el tiempo tradicional del ritual funerario, haciendolo elástico. Tomó unas tijeras y cortó el vestido por la mitad sobre su vientre. Arturo, su exnovio y aún habitante de la casa, se encargaba mientras de la selección musical; Priscila Mier creaba el registro documental de la pieza y el curador Octavio Avedaño le hacía preguntas sobre su relación con Tamara. Aquí primero está el cuerpo, donde está el de Tahanny aparece el nuestro y el de todos nuestros muertos. El suyo porque está literalmente presente para compensar la ausencia, es imposible vivir sin resarcirla. El nuestro porque ninguno de nosotros es ajeno a la pérdida y el de todos nuestros muertos porque tampoco lo fueron, pero sobre todo porque en el nuestro — presente -— se almacenan los huecos que dejaron. Después, está el objeto — el vestido — como fiel contenedor de memoria. Finalmente: el corte, la despedida imposible de una despedida y su hendidura que cercena en línea hacia todas direcciones, todos los objetos y todos los cuerpos contienen o contendrán su marca. Un año después de esta ceremonia, la artista solicitó a Priscila, Arturo y Octavio que escribieran un texto sobre sus recuerdos de aquella noche: señalando, una vez más, la relación de la memoria con el tiempo y el testimonio. Declaraciones que colocó en tres libros negros atados con un hilo oscuro a los restos del vestido, vestigios. Tahanny Lee se resiste con su obra a la marginación de la pérdida al exclusivo terreno de lo privado, niega el mandato del duelo como ejercicio en solitario e insiste en la responsabilidad de actuar en función de la verdad irrevocable de la ausencia, en dejar de huir de los lugares en donde habita y en detener la absolución de participación a los involucrados, pero ¿quiénes si no somos todos, como humanidad, los involucrados en la pérdida? ¿cuáles, si no son absolutamente todos los espacios, incluido el arte, los lugares para dialogarla? Su trabajo es un llamado moral porque nos convoca alrededor de la injusticia que encierra la banalización del duelo y un acto político porque transgrede los dispositivos sociales, culturales y económicos que se encargan perpetuamente de homogeneizarlo. Esta artista, aunque parte de la pérdida, lo que hace es pugnar por el reconocimiento de la necesidad de una ética de VIDA que la incluya: lo que nos dice es que vivir es hablar entre nosotros y que solo podemos hacerlo si nos permitimos estar juntos, juntos vivos.

 

Fragmento de la ponencia «Tahanny Lee Betancourt: una ética de la pérdida» 1er Coloquio de Mujeres Artistas del Noreste Nelly Campobello. Durango, México 2019.

 Melissa García Aguirre

 Tahanny Lee Betancourt

https://tahannylee.com

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