la correa vacía
morfología de una pérdida

Malta fue mi más amada amiga por 3 años: los más
importantes de mi vida.

Hace dos días le pedí a mi hermana que me cortara el cabello. Hizo un apartado considerando la altura de mis cejas, utilizó como referencia el largo de mi cuello en relación a los hombros, acercó sus dedos y el peine para medir el corte en relación a la parte superior de las orejas. – Tienes todo chueco, te voy a marcar el apartado en relación a la línea del horizonte. No, mejor con la línea de la vida-. Comencé a dejarme crecer el cabello cuando inició la cimentación de mi amistad con Malta. Ya había pensado en un corte o en un tatuaje, pero me daba vergüenza utilizar recursos que no consideraba coherentes con la dimensión de mi pérdida. Es verdad que cuando se pierde algo, la imagen que se tiene de uno mismo se deforma y es también cierto que de hecho se modifica nuestra apariencia. Pero me doy cuenta al ver a Erick, que también perdió a Malta y al observar cómo él me mira a mí: la alteración que cada uno percibe al espejo no es coherente con la modificación que observamos el uno del otro, sino con la magnitud de lo que nos hace ver el horror de conocer la ausencia.  La muerte alcanza a tocarlo todo, en algunos tramos se extiende de manera uniforme, en otros abre el territorio para conformar pozos o lagunas. Un mar puede existir rodeado de playa o paredes de roca. La pérdida de un ser que amas se comporta como el agua en la Tierra, ocupa los lugares obvios como los ocultos, está conectada a todos los sistemas del cuerpo terráqueo y es capaz de transmutar entre los diversos estados de la materia. Connie amarró el mechón que cortaría por completo antes de pasar la máquina y lo trenzó hasta la punta. Esa era una forma y una medida de mi amistad con Malta: 29 cm de cabello trenzado. Quizá esta sea una de las maneras que hemos inventado para lidiar con el vacío, llevar la marca voluntaria de la muerte sobre el cuerpo. El día que Malta murió comenzaron a zumbarme los oídos y unos días después comencé a ver borroso. Yo nunca había experimentado el silencio absoluto. Eso que llaman vanamente soledad no se conoce hasta que lo escuchas, un silencio que está siempre por encima de cualquier sonido. Le dije a Alberto que no escuchaba porque extrañaba su voz y que estaba ciega porque la vista no tenía sentido si no podía verla a ella. Me respondió que era su memoria la que me convocaba a mirar, él no sabía qué, pero Malta y yo nos mirábamos muchísimo a los ojos. El diagnóstico oftalmológico fue una coriorretinopatía central serosa, literalmente líquido acumulado en la retina, llanto. El agua y la muerte encuentran siempre la manera de abrirse camino, fue la hidrósfera de mi cuerpo lo primero en entrar en crisis. Dejé de experimentar sed y mi cabello comenzó a caerse como algunas cactáceas sueltan los tallos en situación de sequía, queda el bulbo solito o la raíz. Los cactus se ven obligados a abandonar una forma que nunca recuperarán, aun volviendo a desarrollar tallos: hay algo perdido para siempre en la ausencia de nutrientes que cataliza el agua particular de una amistad. Yo tuve que dejar de ver y escuchar porque esos eran los sentidos que le daban la forma única al contenedor del vínculo de mi relación con Malta. La morfología de nuestras amistades es la misma que la de nuestro cuerpo y nuestra ética, nos da la apariencia, una manera de estar en el mundo. La muerte de una amiga es una especie de vacío saturado.

Mayo 2021

Melissa García Aguirre

Malta y yo
Malta y yo en el 2020

El taller arteteraéutico «LAS OTRAS AUSENCIAS: la pérdida de seres queridos de otra especie» tiene el objetivo de ofrecer un espacio para hablar y dar lugar a estas otras muertes a través de la escritura como vía para la expresión y el compartir de emociones, sentimientos e historias dentro un espacio terapéutico.

3, 10 y 17 de marzo | 7- 9 pm | Modalidad virtual | Cupo limitado | Separa tu lugar Costo: $950 | Inscripciones por mensaje al +8186739280 | El pago puede realizarse en 2 emisiones.

Melissa García Aguirre es arteterapeuta, artista y escritora interesada en las relaciones afectivas interespecie, las relaciones intermateria y la creación de saberes puente entre las ciencias naturales,  las prácticas artísticas y el modelo psicoterapéutico del arteterapia. Su trabajo artístico se ha presentado en países como Venezuela, Brasil, Chile, Argentina, España, Francia, República Checa, Italia, Chipre y Bolivia.Como arteterapeuta se formó en instituciones como la Universidad Metropolitana de la CDMX, la Universidad Iberoamericana de México, la U. de Arlington, Texas y la U. de Tennessee, USA. Ha colaborado en la creación de programas arteterapeuticos con el Departamento de Psiquiatría del Hospital Universitario de la UANL, Safe Haven Freedom for Domestic Violence U.S.A., Save the Children México, Colección FEMSA, Casa Nicolás Refugio para Migrantes, centros geriátricos y la Asociación Ya puedo Escucharte para personas con debilidad auditiva.